Expedición británica al Tíbet – Imperialistas con remordimientos

Expedición británica al Tíbet

Fechas del conflicto: Diciembre 1903  – Septiembre 1904

Lugar del Conflicto: Tibet (China dirían algunos)

Resultado:  Victoria Británica

Beligerantes:      Reino Unido con ayuda de Tropas coloniales:  (gurkhas y sherpas, pobladores de la región con vasto conocimiento de la geografía del lugar), se Se enfrentó a los defensores del Tibet  (fuerzas desconocidas, buscaré más fuentes) que contaban con armas rudimentarias y escasa preparación militar.

Por el lado británico habían unos 3000 soldados y 7000 hombres de reserva.

Bajas:       Se estiman en 202 muertos en combate y 411 caidos por causas indirectas por             parte de los invasores británicos, mientras que del lado tibetano se calcula en  varios miles pero no hay fuentes exactas según wikipedia.

PRESENTACION DEL CONFLICTO

La expedición Británica al Tibet sucedió entre finales del año 1903 y el 1904. Se trató de una invasión de hombres del ejercito de las Indias Británicas con el propósito de prevenir el interés del Imperio Ruso en intervenir en los asuntos del Tibet y de esa manera conseguir una base de operaciones desde uno de los Estados Colchón que rodeaban las Indias Británicas.
A pesar del éxito militar que tuvo la operación, políticamente fue considerado como un acto impopular en Gran Bretaña, donde se llegó a repudiar la actitud de su país en el conflicto.

El Camino de LA Guerra

Las causas de la guerra son oscuras,  se considera que fueron provocadas principalmente por los rumores que circulaban alrededor de la base británica en Calcuta (Delhi no fue capital hasta 1911) sobre la intención del gobierno Chino (que nominalmente gobernaba el Tibet) de entregar ese territorio a los Rusos. Esta situación, de ser cierta, proveería a los rusos una ruta directa a la India Británica, rompiendo de esta forma la cadena de países semi-independientes que operaban como colchón entre el imperio Ruso y la India.
Estos rumores al parecer fueron confirmados por el hecho de la exploración Rusa en el Tibet. El explorador de ese Imperio Gombojab Tsybikov fue el primer fotógrafo de Lhasa (capital del Tibet) , residiendo en ella durante el período 1900—190, recibiendo la ayuda del cortesano del XIII Dalai Lama  Agvan Dorjiyev.
En vista de los rumores, el virrey, Lord Curzon, envió a los gobernantes de China y Tibet en 1903 una petición para una negociación a realizarse en Khampa Dzong, una pequeña villa en el norte de  Sikkim , con el fin de establecer acuerdos comerciales. Los Chinos aceptaron la invitación, y le ordenaron al XIII Dalai Lama asistir. Sin embarto, este se rehusó, y además se negó a brindar transporte que permitiera al “aman”(es una palabra en idioma manchú que significa ministro ) , Yo Tai, a asistir.
La conclusión de Lord Curzón era que China no poseía la autoridad suficiente para mandar al gobierno tibetano, por lo cual consiguió la aprobación de Londres para enviar una expedición militar a Khampa Dzong. La misma fue comandada por el coronel Francis Younghusband.

YounghusbandLord Curzon

El 19 de Julio de 1903, Younghusband arribó a Gangtok, la ciudad capital del estado Indio de Sikkim, para preparar su misión. Una carta de la secretaría adjunta de Gobierno para Younghusband del 26 de julio de 1903 autorizaba que «en su encuentro con el Dalai Lama, el gobierno de la India lo autoriza a asegurarle lo que sugiere en su carta” .
Los britanicos se tomaron unos pocos meses para preparar la expedición que avanzaría al territorio tibetano a principios de diciembre. La fuerza británica contaba con uso 3000 soldados y era acompañada por 7000 sherpas, cargadores y encargados de aprovisionamiento.

Los tibetanos eran concientes de la avanzada británica. Para evitar un derramamiento de sangre el general Tibetano en Yetung ofreció que si los británicos no los atacaban ellos harían lo mismo. El Coronel Younghusband replicó el 6 de diciembre de 1903 que “no hay una guerra contra el Tibet, y , a menos que seamos atacados, nuestra misión no es enfrentar a los tibetanos”.

Cuando los británicos llegaron a Khapma Dzong no encontraron ni chinos ni tibetanos. Entonces Younghusband decidió avanzar con aproximadamente 1500 hombres y 10,000 cargadores y acompañantes junto con miles de animales de carga hacia Tuna, 50 millas más allá de las fronteras.
Tras una espera de varios meses sin ningún tipo de inicio de negociaciones, la caravana recibó la orden (para 1904) de avanzar hacia Lhasa.

El gobierno Tibetano, liderado por el Dalai Lama se sintió ofendido ante la presencia de tamaña fuerza expedicionaria dentro de sus fronteras, y comenzarón a preparar sus tropas. Los tibetanos sabían que nada podrían esperar de los chinos, por lo tanto en principio planearon bloquear los caminos, ya de por sí arduos y complicados, por donde avanzaban los británicos.  Pero los británicos estaban preparados para esta situación ya que entre las tropas que enviaron habían gurkas y Pastunes, que eran hombres acostumbrados a las montañas.

EL AVANCE INCIAL

El ejercito Británico que partió de Gnatong en Sikkim el 11 de Deciembre de 1903 estaba bien preparado para el conflicto producto de su gran experiencia al servicio de la India en las guerras de fronteras. El comandante, Brigadier General James Ronald Leslie Macdonald, acampó en la frontera del país, aprovechando el tiempo para entrenar a sus tropas y preparando el abastecimiento antes de avanzar en Marzo para realizar las 50 millas que lo separaban de su primer obstáculo, que se presentó el 31 de marzo en el paso de Guru, cerca del Lago Bhan Tso.

LA BATALLA DE GURU

A la vanguardia del ejercito de Macdonald y bloqueando el camino se enfrentó una fuerza tibetana de 3,000 hombres armados con mosquetes primitivos detrás de una muralla de un metro y medio, preparados para evitar el avance de las fuerzas invasoras. En la ladera superior habían ubicados 7 u 8 “sangars” (emplazamientos de piedra).

El general tibetano se presentó a Younghusband y Macdonald, había demostrado su inexperiencia al no fortificar el sector occidental del paso, dejando a la vista del enemigo a sus soldados. Este general intentó evitar un derramamiento de sangre y presentó como gesto de buena intención la orden a sus soldados de apagar sus mosquetes, volver a encenderlos es una tarea que lleva su tiempo.

Los lideres británicos no aceptaron las advertencias y enviaron Sikhs y Gurkhas para desarmar a las fuerzas tibetanas, que se encontraban en desventaja tras extinguir el fuego de sus rudimentarias armas. Igualmente se resistieron a a entregarlas, lo que derivó en fuertes riñas en medio de los “sangars”, pero de ninguna manera, hasta este momento se trataba de enfrentamientos a muerte.

Fue en medio de estos conflictos cuando la violencia se desencadenó. Aunque la causa nunca fue establecida y seguramente nunca podrá ser determinada.

Los británicos insisten en que todo comenzó cuando el general tibetano, visiblemente furioso por la situación, disparó en la cara del soldado Sikh cuando este le exigía la entrega de su moderna pistola, propiciando una fuerte escalada de violencia en respuesta.

La postura tibetana difiere, aduciendo que los ingleses engañaron al inexperto general tibetano llevando a sus soldados a exitinguir el fuego de sus posquetes, y una vez hecho esto, los británicos comenzaron a disparar, el disparo del general se produjo con la batalla en marcha.

Cualquiera fuera la verdad, la batalla estaba en marcha. Una vez desarmadas, las fuerzas tibetanas intentaron retroceder, pero terminaron chocando unas con otras siendo blanco fácil de los regimiento de Sikh y Gurkhas y de las ametralladoras Maxim británicas. A pesar de los temibles ataques los tibetanos se retiraron de manera ordenada, rehusando a huir corriendo o dar la espalda al enemigo. Tras una retirada de 800 metros de el campo de batalla los tibetanos lograron alcanzar refugio y pudieron retirarse, dejando en el campo de batalla entre 600 y 700 muertos y 168 heridos, de los cuales sobrevivieron 148 en los campos de detenidos británicos. Los británicos perdieron solamente 12 hombres.

Los soldados británicos anularon a los tibetanos con el poder de sus ametralladoras mientras estos huian “me puse tan enfermo por la carnicería que dejé de disparar, más allá de que la orden del general era de hacer una bolsa lo más grande posible” escribió el teniente Arthur Hadow, comandante del destacamente de Ametralladoras Maxim. «Espero nunca más tener que disparar a hombres que están retrocediendo”

La fé de los tibetanos los llevó a utilizar amuletos que sus lamas les habían obsequiado conjuntamente con la promesa de que portarlos les brindaría protección mágica en las batallas. La profunda confusión tras la batalla en muchos de esos hombres por la ineficacia de sus amuletos fue indisimulable.

En un mensaje telegráfico a sus superiores en la india, Younghusband declaró: «Confio en que el tremendo castigo que les hemos dado los prevendrá de la idea de seguir luchando, y los inducirá a negociar”.

EL AVANCE CONTINUA

Superada la primera barrera y con el impulso increscendo, las fuerzas de Macdonald abandonaron las defensas en Kangma una semanada después, y el 9 de abril intentaron pasar por la quebrada del “Idolo Rojo” (Red idol Gorge), que se encontraba fortificada para prevenir invasiones.

Macdonald, entonces, ordenó a sus tropas Gurkha que escalaran las empinadas laderas de la quebrada y que despejaran la parte superior, donde se escondían las tropas Tibetanas.  Las tropas comenzaron a ascender y tras una tormenta de nieve fortuita que les permitió superar las defensas tibetanas sin ser localizados lograron con la ayuda de tropas Sikh y la fuerza de la artillería británica hacer que el enemigo se retirara, dejando en campo de batalla 200 bajas..

La idea que tuvo Macdonald para evitar tener que detener a la fuerza principal constantemente fue la de enviar pequeñas divisiones de avanzada para vencer a la defensiva tibetana y de esa manera no verse obligado a demorarse en cada pueblo o aldea que cruzaran. Se sucedieron una serie de pequeñas escaramuzas donde los tibetanos se llevaron la peor parte.

La escasa experiencia y la debilidad de las armas tibetanas, asociadas con el temor que generaban las ametralladoras Maxim, dieron pase libre al avance de la fuerza británica.

El arma fundamental de las batallas

El asalto de Gyantse Dzong

Gyantse Dzong es una fortaleza muy bien protegida, en donde se refugiaban las mejores tropas y la escasa artillería que poseía el país, en una posición estratégica que le permitía vigilar a todo el valle desde el punto más alto.

Para atacar la fortaleza Mcdonalds utilizó la pericia de los gurkas, que aprovechando las tácticas de distracción de la artilleria británica pudieron escalar los acantilados el 4 de julio y lograron capturar varias baterías de artillería.

El asalto a la puerta principal se lanzó el 6 de julio, pero no salió como Mcdolands lo estimaba, ya que la fuerza tibetana era mas fuerte de lo que se habían imaginado los comandantes británicso. Tardaron 11 horas para poder abrirse paso, por lo que el tiepo antes de la caida de la noche era poco, Los GUrkas y los Fusileros Reales (infanteria) cargaron sobre la puerta rota, chocando contra una fuerte resistencia que les dejó mucho bajas, tras una serie de intentos fallidos, 2 soldados lograron romper el cuello de botella que los frenaba. A pesar de haber sido heridos lograro asentarse en la nueva posición que habían ganado, lo que les sirvió de apoyo fundamental para el resto de los invasores, los Tibetanos al comprender que el ingreso británico era inevitable comenzaron a retirarse organizadamente dejando libre a Macdonalds el control del camino a Lhasa (aunque nunca dejaron de hostigar a los británicos en la retaguardia)

Los dos soldados que facilitaron la proeza fueron condecorados, sus nombres; Teniente John Duncan Grant , que recibió la Cruz de la Victoria (única entregada en esta expedición militar), el otro era Havildar Pun quien recibió la Medalla al Merito Indio de primera clase (equivalente a la que había recibido Grant, pero los soldados indios no eran elegibles para esa distinción hasta la primera Guerra Mundial)

LA ENTRADA A LHASA

Younghusband asumió el comando de la mision una vez que el camino había sido limpiado exitosamente. Comenzó su procesión hacia Lhasa con aproximadamente 2000 hombres.

La fuerza llegó a Lhasa el 3 de agosto de 1904, para descubrir que el decimotercer Dalai Lama había huido hacia Urga, capital de Mongolia Exterior.

Por esto, el gobierno Chino le quitó los titulos y ordenó a su “amban” (ministro en  manchú) que informara que el Dalai Lama había sido depuesto. Sin embargo los Tibetanos rechazaron las noticias y los oficiales tibetanos ignoraron al ministro chino. Este escoltó a los Británicos dentro de la ciudad con su propia escolta personal, pero le informaron que no tenía ninguna autoridad para negociar con ellos. Los tibetanos informaron que solamente el Dalai Lama era el único que podría firmar un acuerdo. Fue entonces que Younghusband Younghusband intimidó al regente, Ganden Tri Rinpoche, y a otros lideres locales de que tenían que firmar un acuerdo, que fue conocido como el Acuerdo Anglo-Tibetano de 1904. De esta manera los británicos pudieron comerciar en Yadong, Gyantse, y Gartok; exigir al Tibet el pago de una gran indemnización (500,000 libras; suma que posteriormente se redujo). La cesión del Valle Chumbi a los británicos hasta que el Tibet pagara, el reconocimiento formal de la frontera entre Sikkim y el Tibet; y la declaración por parte del Tibet de que no debería tener relaciones con ninguna otra potencia extranjera (convirtiendo de hecho al Tibet en un protectorado británico). El regente comento “cuando uno ha conocido al escorpión (China) el sapo (Gran Bretaña) es divino”.

El amban chino repudió el acuerdo, y los británicos anuciaron posteriormente que aun aceptaba el reclamo de China por la autoridad sobre el Tibet. El Virrey interino Lord Anthill redujó la indemnización en 2 tercios y redujo tambien considerablemente muchas de las exigencias con que habían cargado al Tibet.

El acuerdo firmado en 1904 fue revisado en 1906 en una convención Anglo-China, en ella los británicos se comprometieron a no anexar ningún territorio tibetano ni a intervenir en la administración de ese pais, mientras que China acordó “no permitir que ningún poder extranjero interfiriera en ese territorio ni en la administración del Tibet”

Conclusión de la Campaña

La misión británca partió a finales de Septiembre de 1904, tras una presentación ceremonial de regalos. En el evento no se veían caras tristes, los británicos eran los “ganadores” de la contienda y habían conseguido la firma de los requerimentos planteados, a pesar de no haber recibido nada tangible. Los Tibetanos, por su lado, habían perdido la guerra, pero también habían visto a la China humillada en su falla por defender un estado clientelar como lo era el Tibet, además habían pacificado al invasor con la firma de un tratado inexgible y francamente irrelevante. Nó habían sufrido daño ni los civiles ni la propiedad y no existieron denuncias o acusaciones de matanzas o destrucción innecesaria de ninguna de las partes. Las tropas tibetanas capturas fueron liberadas sin exigencia ni condición alguna tras la contienda, muchas de ellas tras recibir atención médica.

Tiempo después algunos historiadores chinos plantearon el conflicto como una continuidad de masacres salvajes a hombres desarmados durante una salvaje guerra de expansión de parte del Imperio Británico, pero la verdad es que más allá de la controversia originada en las causas que desataron el comienzo de la batalla en Guru, otro tipo de tragedias no sucedieron, la guerra se manejo con un mínimo de derrame de sangre de ambas partes. (según Wikipedia averiguar que se dice sobre esta postura)

 

De hecho la mayor condena a esta guerra se erigió en el mismo Londres. Durante el período Eduardiano (1901 a 1910), las guerras coloniales comenzaron a verse como impopulares, y el público y la opinión política se pusieron en contra de los planteos iniciales de Lord Curzon, y con comienzo mismo de la guerra, que fue presentada en la misma Gran Bretaña como una especie de masacre de hombres desarmados. El único apoyo fue dado por el Rey Eduardo VII que recordó que Younghusband, Macdonald, Grant y los otros hombres deberían ser reconocidos por la hazaña de levantar las armas en pos del imperio británico en tierras tan alejadas, condiciones geográficas tan dificultosas, demostrando gran valentía y coraje bajo temperaturas heladas y en posiciones desventajosas para lanzar ataques, y que haya logrados los objetivos en solo 6 meses, perdiendo solo 200 hombres en conflicto y otros 411 por otras causas.

Las Bajas tibetanas nunca fueron calculadas.

Fuente principal:

Wikipedia (http://en.wikipedia.org/wiki/British_expedition_to_Tibet)

Britain and Tibet 1765-1947: A select annotated bibliography of British relations with Tibet and the Himalayan States including Nepal, Sikkim and Bhutan

The British Empire and Tibet 1900-1922 (Routledgecurzon Studies in the Modern History of Asia)

 

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